Por Mónica Coronel R.
Manuel María Sánchez Baquero (1879-1935), fue educador, abogado, escritor y poeta quiteño.
Fundó el diario “La constitución” en 1911 con varios amigos y publicó sus escritos en varias revistas como: El grito del Pueblo, La Prensa, Guayaquil Artístico, La Linterna. Fue ministro de Educación y Rector del Colegio Mejía de Quito por más de 20 años.
A más de sus tareas como funcionario público, escribió poesía que relata la vida en el Ecuador de inicios del siglo XX, en medio de un país que se iba formando y consolidando en la democracia. Su poema más conocido es “Patria” que fue luego musicalizada por Sixto María Durán y es casi un himno en el Ecuador, se lo utiliza en ceremonias militares y escolares.
El libro Poesías fue editado post morten en 1938, luego de que su familia encontrara sus poemas que había escrito durante su vida, contiene 155 escritos entre cortos y largos. Tal libro está disponible digitalizado en: http://biblioteca.casadelacultura.gob.ec/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=36222&query_desc=su%3A%7BPoes%C3%ADa%7D%20and%20location%3AFER1
Como un homenaje a su obra, quisiera recuperar algunos de sus poemas del mencionado libro.
A unos ojos
Ojos transparentes, profundos, inquietantes,
que tenéis la fijeza de las aguas dormidas
de un estanque, sois como los espejos brillantes
que tan sólo reflejan el fuego de otras vidas.
Hay en vuestras pupilas esa quietud extraña
De las pétreas esfinges, la quietud de lo inerte.
Con la mirada vuestra, que la emoción no empaña
ni la pasión enciende, debe mirar la muerte.
Sois bellos y sois fríos como las níveas cumbres;
tenéis –oh peregrino conjunto– a un tiempo mismo,
terribles hosquedades y raras dulcedumbres.
Vuestra atracción evoca la atracción del abismo.
Os temo y os adoro; vuestra engañosa calma
me espanta y me seduce, y, así, mientras quisiera
no sentir vuestro hielo, por vislumbrar un alma
tras de vuestros cristales, toda mi vida diera.
Mírame así
Mírame así; una noche oscura de mi vida
tu mirada es un dulce y divino a arrebol;
agonizando siento que corre por mi herida
un haz de sangre nueva que purifica el sol.
Tú eres mi nueva vida, tú eres la Primavera
que llega hasta mi estéril y yermo corazón
para encender la llama de la emoción primera
y enflorecer el seco rosal de mi ilusión.
Dame el aire de gracia, la infinita dulzura
de tu sonrisa –bella rosa de suavidad–
y, vertiendo tu esencia en mi inmensa amargura,
abres los caminos de la felicidad.
Tomado de: Manuel Sánchez Manuel (1938), Poesías. Quito, Talleres Gráficos de Educación.