Por Crista Mora
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria)
I
Aquí parlotean
tus muertas con las mías.
Mi tierra fue anegada
y a la vuestra
poco le falta.
Dadme asilo a vuestro antojo
dadme, dadme, aunque sea roto
un harapo que desmienta cualquier duda
pertenezco, ¿cierto?
al igual que tú, cualquiera
dentro siempre.
II
Cualesquiera que fueran
las razones fueron inventadas.
Bendecidas o no, las niñas
crecen fuertes y sonríen
acumulando rabia.
III
Naceré más y mejor otra vez
cuando no mires:
será grandioso.
IV
Me salen las aliadas de debajo de las piedras;
yo las miro,
ellas me esperan.
Es mágico contar con la sonrisa de las viejas
la tierra lo sabe y las devora
y regurgita fruta fresca.
V
Diría que parte de lo que es una la acompaña
y cuando las cosas vienen así o asá,
bien feas o insoportables,
o bien buenas
se da esa principal conversación telepática
en la que nos decimos cosas a nosotras mismas,
y bien nos comentamos
la tristeza o la mala pata,
o bien regocijamos y sonreímos al espejo.
Una se va conociendo
y se acostumbra
a esa voz que es la suya
y la escritura surge justo ahí.
Menos mal.
Gracias a que ocurra.
Crista Mora (Cristina Morales Saro). Proyecto “LOS CUEROS AL SOL”. Uso mis propias ropas viejas para así desprenderme de mis pieles y ahondar en las transformaciones que experimento. En ellas escribo los poemas que compongo específicamente para cada lugar. Me interesan los espacios limítrofes entre la acción cotidiana y el espacio público. Los tendales nos avisan de una próxima morada, nos prometen la vuelta a un hogar que sin embargo fuga y se desplaza. El proyecto “Los Cueros al Sol” comenzó en enero de 2019 como una manera de deshacerme, o mejor, de transformar algunas costumbres, vivencias y creencias que había incorporado y que ya no me estaban sirviendo. Primero fueron papeles, luego jirones de telas, y finalmente ropas. Ropas propias, ropas viejas que me permitían ir sacando y secando al sol, a través de esos cueros que se convertían en mi piel, las transformaciones de mi propia relación con el mundo, con la tierra, los embates del amor y la rabia, mis configuraciones arcaicas, la manera que tengo de tratarme, en fin…quién era yo y cómo me des-componía. Empecé dentro de mi casa, luego intervine las alambradas de algunas casas en ruinas que daban al espacio público en Guayaquil (Rocafuerte, Córdova, Junín), terminé instalando tendales en Ribadesella y Cuevas del Mar (España), Olón y Quito (Ecuador), NYC (USA) y MXC (México). Este es un proyecto escritural, quería explorar la (in)mediatez performática de la escritura. Llegar a un lugar con las ropas, medir, sentarse, respirar. Empezar a estirar y a cortar, y ahí, en ese mismo momento, con el alrededor puntual observando, abrirle un lugar a la escritura, un lugar (in)mediato, sin filtros, ni trampa, ni cartón.