Dos relatos de London | Fernando Endara I.

Por Fernando Endara I.

Esta edición de Alianza Cien contiene dos relatos del afamado escritor y aventurero norteamericano Jack London: “Por un Bistec” y el “Chinago”. He leído, además, en versión digital el texto “La invasión sin precedentes”. En conjunto constituyen una muestra de los diversos estilos y temas acogidos por London, con el hilo en común de una naturaleza salvaje de vencedores y caídos. “Por un Bistec” (1909) es uno de los mejores cuentos que he leído. London se adentra en la mente de Tom King, boxeador veterano, para llevarnos a su último combate. Una narración crepuscular que se convierte en un pretexto para reflexionar sobre los cauces y las leyes de la existencia: no se puede escapar del tiempo que taciturno, nos envuelve con su manto de arrugas, achaques y resignaciones. Tom King no entrenó, no descansó, ni siquiera se alimentó; mataba por un Bistec, se presentó al cuadrilátero con la convicción firme de contar con estratagemas dignas de un viejo zorro de batalla. Cansado, desfigurado, con sus nudillos destrozados se adentró Tom King entre esquineros para enfrentar al joven contrincante. Sandel buscaba la fama, esa caprichosa que de prisa llega y se va, King buscaba el premio: 30 libras para las cuentas y la comida de unos días. Tom King recordaba sus antiguas querellas en los cordeles en cada asalto, tras cada campanada, en cada golpe y cada revés. El tiempo mermó su habilidad y su talento, pero aumentó su experiencia, sin desperdiciar ni un instante ni una gota de sudor, adaptó su estrategia de paciencia y autosugestión. El relato es absoluto, soberbio, profundo, en la literatura como en la vida: juventud y experiencia no van a la par. ¿Quién triunfará?

“El chinago” es un relato sobre la injusta condena de un esclavo asiático en una empresa británica-francesa colonial. En contraste a varios relatos de London que exaltan la supremacía del hombre blanco, acá se sugiere el punto de vista del “salvaje”, que se debate en vínculos sociales jerárquicos y asimétricos. Varias confusiones llevan al prisionero a pagar culpas ajenas, en ciertos momentos, el condenado acaricia la libertad: un concepto de libertad idealizada enlazada a un estado mental, sin verificar las condiciones materiales de su realización. “La libertad de un campo de concentración”. “La libertad de viajar inmóviles confinados en nuestros hogares”. No pude advertir si London ensalza o critica esta concepción, lo cierto es que El Chinago fue decapitado y al último segundo contempló su propio paraíso terrenal, ese con el que soñó y por el que trabajó antes de la que la infausta ceguera de la justicia lo mirase impasible. “La invasión sin precedentes” es una sorprendente crónica de ciencia ficción. Descrita desde la perspectiva de un periodista o un historiador que divulga a las jóvenes generaciones las guerras de antaño, la crónica nos atrapa, nos asombra, nos inunda por su cercanía. El Imperio Chino se expandió sin miramientos, con nuevas estrategias militares basadas en el crecimiento de su contingente humano, acrecentó su hegemonía económica y política. Las potencias occidentales armaron la inhumana contraofensiva, atacaron con tifus, cólera, viruela, sarampión, bubónica, tifoidea, gripes y demás. La guerra de los virus fue mortífera y devastadora. London visionario acá estamos, contemplándote actual mientras asistimos a la extinción.


Fernando Endara I. Comunicador social. Magíster en Investigación en Antropología por la FLACSO-Ecuador. Director, libretista y productor del programa radial “Antropología en 35 mm” emitido por http://www.flacsoradio.ec

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