Por Liliana Fassi
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria desde Argentina)

Me iré en diciembre o quizá en enero, antes de que caigan las hojas y el verde aún desafíe al tiempo. Ese verde que se torna ocre y luego polvo evanescente, para ser latencia hasta el próximo nacimiento. Nada muere; hay sólo un tiempo de espera para volver a ser. Es un ciclo inmutable: ola y resaca, placer y dolor, luz y oscuridad. Me iré en diciembre o quizá en enero. No llevaré equipaje, tan solo el ansia por regresar espiga, lluvia, arcilla, caracola de mar. Quiero estar siempre de paso, quedarme un tiempo y volverme a ir. Quiero ser agua, tierra, aire y fuego. Tornar en la sombra fresca de un olivo, en un cerezo que perfume el aire de septiembre y en leña para entibiar un hogar en junio. Ya fui llovizna y acaricié mil rostros, fui arroyo susurrante entre piedras milenarias, fui humus que acunó semillas y sendero que guio a caminantes. Quiero volver aire para insuflar la vida, brisa fecunda para mecer el polen, viento huracanado que castigue la insolencia, lava que devore, fogata que convoque atávicas leyendas. Todo se va; todo retorna en el nido tibio de un pájaro, en los brotes de las flores y los frutos, en el barro que las manos convierten en ladrillos para erigir moradas, cobijar la muerte, inaugurar caminos. Una vez flui en las venas de un arbusto, fui arena incandescente coronada con espuma, fui mimbre que arrulló a recién nacidos y horno de adobe, paridor del pan. Quiero convertirme en humilde hormiga, en cóndor altivo, en cuerpo alado y en ser rastrero; todos deseosos de beber la vida, todos capaces de otorgar la muerte. Quiero llegar como un amanecer para estallar en rojos y en el ocaso abrazar la muerte; ser hielo y desierto, cumbre y fosa; manantial, sosiego del sediento; mar bravío que devora y que devuelve; llamarada que consume, abriga y seca. Quiero estar siempre de paso; quedarme un tiempo y volverme a ir. Las partidas tienen siempre un aire de promesa, la esperanza del regreso. Me iré en diciembre o quizá en enero, cuando una etapa se agota y otra asoma al mundo. Muerte-descanso. Renacer en otro. Vida y muerte, eterna rueda. Principio y fin que tejen una trama inigualable. Me iré en diciembre o quizá en enero.
Liliana Fassi reside en Villa María (Córdoba, Argentina). Es Licenciada en Psicopedagogía, graduada en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina). Publicó tres libros que recrean, con entrevistas y ficciones, la historia de la inmigración llegada a su país entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX: “En busca de un tiempo olvidado. Un viaje a mis raíces para recobrar historias de inmigrantes” (El Mensú, Villa María, 2010), “Pinceladas de la Pampa Gringa” (El Mensú, Villa María, 2012) y “Los hilos de la memoria” (El Mensú, Villa María, 2018). Recibió Premios y Menciones en Argentina y Uruguay y participó en nueve Antologías de relatos, editadas por Instituciones Culturales de ambos países. Sus poesías y cuentos fueron publicados en revistas digitales de Argentina, Estados Unidos, Guatemala, México, Holanda, España y Canadá. Brinda conferencias y talleres destinados a niños, adolescentes y adultos, referidos al tema de la Inmigración en Argentina. Es correctora de textos y fue prologuista de libros de autores de su ciudad y de la provincia de Buenos Aires. Actualmente, su obra aborda un abanico de temas relacionados con la condición humana.