Por Pablo Hannibal Vela Égüez
(Publicado originalmente en el libro Arca sonora. Quito: Talleres Gráficos de Educación, 1938. Pp. 59-60)

Te miro en el color del panorama, oigo en el agua musical tu acento; me parece que vas de rama en rama y que gorjeas en la voz del viento. El rumor de los árboles te nombra, guardas silencio y eres armonía; sospecho que te escondes en la sombra, pero tú eres de sol, y te vería. Te aspiro como un bálsamo en la fronda, como un aliento de sedosa paz, y mi inquietud es cada vez más honda sin saber, todavía, dónde estás… Como un perfume en el jardín te siento, los pétalos caídos son tus huellas; palpitas en la luz del firmamento, que florece, también, de albas estrellas. Te quisiera coger, como una rosa, o sorberte en el hoyo de mi mano; pero huyes, como ágil mariposa, que el niño trata de cazar en vano. Te busco en los caminos del recuerdo y en mis viejas historias, tiempo atrás; te encuentro en todo, y a la vez te pierdo, y no sé, todavía, dónde estás... Todo me habla de ti, todo te canta; todo me dice de tu suave aroma: reflorece el rosal bajo tu planta, te arrulla el manantial hecho paloma. Tú sabes de mis ansias más secretas, conoces mi dolor, porque lo alivias, y sabes de mi pena y la interpretas con la caricia de tus manos tibias. Hada o mujer; estrella, sol o luna; armonía o color; ave quizás: tienes todas las formas o ninguna, y no sé, todavía, dónde estás....
Pablo Hannibal Vela Égüez (Guayaquil, 1891-Quito, 1968). Político, escritor, poeta, periodista. Cofundador del periódico La Ilustración. Trabajó en El Universo. Se desempeño como senador y diputado. Fue vicepresidente de la primera Asamblea Liberal en 1923. Fue condecorado en 1951 por el Congreso de la República del Ecuador. Entre sus obras están: El agua dorada, Ante las ruinas de Ambato, Arca sonora, etc.