Por Valeria Guzmán Pérez
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria)
I Una gata perpetua erguida al borde del desconcierto. Son horas en las que se queda mirando fijamente con la profundidad azul de sus ojos. Solo el vidrio la separa de un par de pequeños pájaros que brincotean en el árbol de en frente. Ella no lo sabe pero su trinar es armónico y solo contempla la danza del espacio mudo como en una película de Chaplin. II Una mujer toma té de cerezas y mira una gata erguida en la blancura. Sobre la mesa un libro de poemas en ruso. Ella intuye que la gata sorda y su lengua muda son complementarias: ¿Cómo será leer y entender grafías y gramática de un idioma e imaginar el sonido de las palabras sin saber pronunciarlas? III Es la misma película de Chaplin en revoluciones y ritmos: La gata es siberiana y sorda. La mujer es rusa y muda. A negro y blanco se ha puesto en escena el silencio.
Valeria Guzmán Pérez es poeta, traductora y lexicógrafa. Actualmente trabaja para la Academia Mexicana de la Lengua y para la Academia Ecuatoriana de la Lengua. La Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó su libro Efusiva penitente en 2010. Obtuvo el Premio Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en 2009 con su poemario Constelada. En 2018 fue acreedora de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura del Ecuador por su poemario Piel Verbal. Y obtuvo el Premio Nacional de poesía Tijuana en 2019 con su libro Ofidias.

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