Por Fernando Arroyo
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria desde México)
Cierto día en que habitado de perpleja sinceridad
me vi evocado en tus ideas hermosas, casi vitales,
me vi diurno e indolente a la espera de un crujir
que disipara la mescolanza horrorosa de este valle salobre.
Permite que en abrazos y susurros de frágil independencia,
lleve a tus ojos hermanos la dicha que admiro: un estándar
que arrumbado mas no superado, cobija la extensión con amor,
como soplo en la borrasca de un mar congelado y olvidado.
Hermano mío ajeno, siempre dado y constante,
en el que impresiones particulares entretejen su cauce,
¡Advierte como yo la simpatía que encausa este valle!
salobre pero refrescante de bastos ensueños lozanos.
Sé que vislumbras pasmado de sinrazón en la oscuridad
el inalcanzable termino impecable que parece no venir,
de este abismo de sal en apariencia opresor, que sin embargo
se otorga como dulce lluvia a la flor, de la triunfante humanidad.
Fernando Arroyo (Temoaya-México). Escritor y abogado, he colaborado en algunas revistas digitales, así como en la Gaceta de la F.E.S. Aragón. Pienso que el poeta canta las odas, los adagios, los romances y los salmos, en realidad el poeta canta todo. Yo canto las escenas que nos inundan día a día en esta sociedad, las visiones actuales.
Foto portada tomada de: https://bit.ly/2PNih7u