Belleza durante la cuarentena | José Lozano

Por José Lozano

(Colaboración especial para Máquina Combinatoria)

 

La belleza es algo que probablemente nadie a quien le pregunte podría definir, en su lugar muchos querrían darme ejemplos de lo que encuentran bello, y algunos serían tan predecibles y cursis como para decirme que belleza es una puesta de sol, o un cierto tono de luz. Otros subirían un poco más la vara y hablarían de una mirada, un abrazo o un momento; unos cuantos se complicarían un poco más y tratarían de desenredar su confusión y realmente buscar capturar la belleza en un ejemplo que sea casi una definición, como la voz de tu hijo, el amor que lleva al sacrificio, o algo que se parezca a Dios.

Un pequeño puñado harían un verdadero esfuerzo y tratarían de explicarme que algo tan abstracto como la belleza, no se puede definir, y que descansa en la percepción de cada quien, pero tardarían poco en darse cuenta de que solo estarían diciendo que en realidad no tienen idea de lo que belleza es.

Dentro del estudio serio de la misma, la Estética, parte de la Filosofía, se ha pretendido definirla tantas veces, que esto ha permitido engendrar extensos tratados al respecto. Desde Platón, pasando por Kant y llegando a algunos de los más desconocidos contemporáneos, estos no logran concordar si la belleza está embebida en el objeto y su construcción (simetría, singularidad), o si la belleza está embebida en el sujeto y su experiencia personal con el objeto o la idea del objeto. En fin, ninguno llega a una conclusión que satisfaga a la humanidad o a mi, en particular, pero al menos todos estaban de acuerdo en algo, belleza es una idea, y una idea en mi opinión es muchas veces más real que algunos aparentes hechos.

Muy pocas veces he visto a un hecho generar ideas, pero, al contrario, casi siempre una idea es precursora de muchos hechos. Y es igual con la belleza, o con la idea de belleza. Drexler dice que a veces se añora lo que nunca sucedió; la idea de una belleza que se podría experimentar en un futuro cercano o lejano, es un gran estímulo para perseguirla e imaginar su perfecta y sublime esencia, de tal forma que uno la experimente, así como la imagina cuando la consiga. Si de alguna forma estoy aceptando que la belleza descansa en el ojo que la observa y por la idea de belleza que uno ha alcanzado a engendrar hasta ese momento, con sus experiencias, y contexto diario. Pero no la limito a ello, algo de metafísica tiene que estar involucrada, si, también estoy aceptando que la belleza es algo que se parece a Dios.

Ciertamente la transición de la idea a la emoción y de ella al alma es tema de otra discusión. Pero de la mente al corazón y de este al espíritu, la belleza va y viene y se regodea en pasear libremente en este debate imposible ¿pensar, sentir o trascender?

Belleza es probablemente un estado, entre estados, así como es semi-sólido o plasma en la materia del universo físico, belleza sea algo así como objeto, idea y espíritu a la vez, un elemento en varios planos a la vez.

Yo percibo belleza en tantas cosas distintas, a veces cosas simples, a veces en cosas tremendamente complejas (eso las hace bellas) y a veces su belleza me hace feliz, a veces me conmueve y me incomoda un poco, otras veces me causa tanto dolor, lo único que no hace es dejarme indiferente ante ella.

Estas semanas he buscado belleza y la belleza me ha encontrado. Por un lado, el encierro y la razón me han aconsejado a buscarla para mantener la máquina sana. Pero también me ha encontrado en cosas muy disímiles y de forma inesperada. Y de ahí la idea o necesidad de escribir esto (buscando belleza) pues otro aparente hecho es que la belleza nos hace bien, y se ha convertido en una necesidad estos días de cuarentena.

Probablemente sea plausible o risible, pero casi tan cursi y simple como observaba en un inicio o tan complejo como se pueda uno complicar, la belleza en estos días ha sido varias cosas: una textura, un color, un sabor, una mirada, una voz, un momento, un fotografía, el hecho de poder fotografiar, una comida, la oportunidad de cocinarla, una historia, un juego, un abrazo, un beso, la oportunidad de sudar un poco, el motivo por el que se suda, música nueva, una pelea, la oportunidad de pelear por algo… En fin, tantas cosas, pero particularmente en estos días, belleza han sido: personas, escribir, universos de inverosímil fantasía (ya sea en forma de video o de papel) y la dulce, dulce oportunidad de estar aquí con ella y con él.

 


José Lozano. Quiteño, 15 años en Mercadeo, Publicidad y Comunicación. Inicia sus primeros relatos como parte de talleres literarios en la Universidad durante la carrera de diseño gráfico publicitario y comunicación, para continuarlos de manera informal durante toda su vida hasta la actualidad sin intención específica de publicar, escribe para amigos, familia y para sí mismo, tras diez y ocho años de compilar sus escritos informales decide revisarlos y buscar publicar.

 


Foto portada tomada de: https://www.pexels.com/es-es/foto/arte-arte-contemporaneo-arte-moderno-arte-mural-1616403/

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