Por David Andrés Duque
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria)
Sombras, sobre el decrépito escenario danzaban sardana,
la oscuridad sosteniendo el telón,
para que la niebla penetre todo su espesor,
y se divise lo infelices de la vida ermitaña.
Porque solo eso son,
el resto de lo que cubre, inalcanzables para el sol,
temerosas si la hora caótica distorsiona al esclarecido paraje en umbrío,
hace blando el desamparo humano pero cada sombra puede padecer martirio…
Así se eleva la función del energúmeno párrafo,
dejando a la gris comparsa un temperamento estupefacto,
al atisbar de espectador a un venturoso Lucifer,
este aplaudía con algarabía, y bajo de él,
una espléndida, sonriente mujer,
masajeaba endeble sus pies,
se aludía muerte y subsistía de juez….
Foto tomada de: https://pixabay.com/es/illustrations/retrato-la-cara-etapa-tablas-2032650/