David Andrés Duque
(Colaboración especial para Máquina Combinatoria)
Efímeros zafiros provocaban lo romántico,
un diablo domesticado desdichado,
pretendía al cariño abrigado,
pero su santo corazón sufrió decenas de altercados.
La rima envenenada,
contraataca las barreras puestas,
por almas atormentadas,
que deseaban verla muerta.
No existe dominio,
ni avernos que aplaquen lo que he sentido,
tan herido que ni me sana Asclepio,
Apolo exclama: “¡Poeta te has vuelto blasfemo!”
Cortan las melenas de nostalgia,
donde hasta la reminiscencia arde,
rezar amores eternos es arte,
porque sin daros cuenta os arrodilláis al estrado de la labia.
Amargo, guionista de historias ambiguas,
enamoraba a la antigua.
Aunque poesía es el extinto detalle que ya no aman,
la bohemia me gimió: “Hazla un arma”.
Congojo los malos recuerdos en disparates,
Juzgadlo de vándalo a cupido al equivocarse en flecharme,
¿Cuánta aflicción de letras llenas de maldición he de echarme?
en el río de lujurias, mi tentación y locura con su corriente ha de arrastrarse.
Foto portada: https://pixabay.com/photos/piano-dry-flowers-antique-2308370/
Revista Máquina combinatoria 